miércoles, 13 de febrero de 2008

Intervención conductual familiar

Foto editada por felipe SMIDES


"La familia proporciona el primer, y más importante, contexto social, emocional, interpersonal, económico y cultural para el desarrollo humano y, como resultado, las relaciones familiares tienen una profunda influencia sobre el bienestar de los niños. La relación padres-hijo tiene una penetrante influencia sobre el bienestar psicológico, físico, social y económico de los niños. Las relaciones interpersonales deterioradas dentro de la familia constituyen factores de riesgo comunes y las relaciones interpersonales positivas son factores de protección que están relacionados con una amplia variedad de problemas de salud mental desde la infancia hasta la vejez (Sanders y Duncan, 1995). Muchos problemas importantes de salud mental, sociales y económicos están vinculados con perturbaciones en el funcionamiento de la familia y la ruptura de las relaciones familiares. Los estudios epidemiológicos indica que los factores de riesgo familiares, como la educación inadecuada, los conflictos familiares y la rotura del matrimonio influyen de forma importante en el desarrollo de los niños. De modo específico, la falta de una relación positiva y cálida con los padres, un apego inseguro, prácticas disciplinarias de dureza, inflexibles, rígidas o inconsistentes; una inadecuada supervisión y relación con los hijos; los conflictos y la ruptura del matrimonio; y la psicopatología de los padres (especialmente la depresión en las madres) aumentan el riesgo de que los niños desarrollen importantes problemas conductuales y emocionales, incluyendo el abuso de sustancias psicoactivas, la conducta antisocial y la delincuencia juvenil (por ejemplo, Coie, 1996; Loeber y Farrington, 1998).

Aunque las relaciones familiares son importantes, los padres generalmente reciben poca preparación más allá de la experiencia de habe sido padres ellos mismos, produciéndose la mayor parte del aprendizaje durante la realización de la tarea y por medio del ensayo y error (Risley, Clark y Cataldo, 1976; Sanders et al., 1999). Las exigencias de la tarea de padres se complican aún más cuando no tienen acceso a extensos sistemas de apoyo familiar (por ejemplo, abuelos, amigos de la familia en quien confiar) para recibir consejos sobre la educación de los hijos, no tienen compañero/a o experimentan el estrés de la separación, del divorcio o de unirse a un/a nuevo/a compañero/a (Sanders, Nicholson y Floyd, 1997).

Este capítulo describe los fudnamentos teóricos, empíricos y clínicos de una especial estrategia de apoyo familiar y parental a múltiples niveles diseñada para disminuir la prevalencia de problemas conductuales y emocionales en niños preadolescentes. El programa, conocido como la Triple P- Positive Parenting Program (Programa para una educación Positiva por parte de los Padres o Programa Parental Positivo), es un sistema a múltiples niveles de intervención familiar, que proporcionan cinco niveles de intervención de potencia progresiva. Estas intervenciones incluyen una campaña de información a nivel de la población cuyos objetivos son todos los padres, dos niveles de consultas breves de atención primaria cuyo objetivo son los problemas leves de comportamiento y dos programas más intensos para la intervención con la familia y el entrenamiento de padres cuyo objetivo son los niños con riesgo de problemas conductuales más graves. El programa trata de determinar el nivel apropiado de intervención que requieren los padres con el fin de apartar a un niño de una trayectoria hacia problemas más graves. La autorregulación de las habilidades parentales constituye un constructo central del programa. Éste utiliza modalidades flexibles de realización (incluyendo procedimientos individuales cara a cara, de grupo, con asistencia telefónica y autodirigidos) para adaptar la potencia de la intervención a los requerimientos de las familias particulares. Su énfasis multidisciplinar , preventivo y comunitario proporciona al programa un gran alcance, permitiendo el objetivo de puntos de acceso desestigmatizados, por medio de los servicios de atención primaria, para familias que son renuentes a participar en los programas de habilidades parentales. Se describen las pruebas empíricas disponibles que respaldan la eficacia del programa y se resaltan sus implicaciones para la investigación y su difusión. Se discuten las características singulares de los programas y se señalan posibles directrices para la investigación futura."

SANDERS, M.R. (2004) Una estrategia de intervención conductual familiar en niveles múltiples para la prevención y el tratamiento de los problemas de comportamiento infantiles. En CARBALLO, VICENTE E. y MIGUEL ÁNGEL SIMÓN (Dirección y coordinación) MANUAL DE PSICOLOGÍA CLÍNICA INFANTIL Y DEL ADOLESCENTE. TRASTORNOS ESPECÍFICOS. Madrid: Psicología Pirámide. (Págs. 387 - 415).



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